CRITICA:
FARAÓN 1966
Se trata de la reconstrucción del antiguo Egipto. La película comienza con el reinado de un Ramsés XII y su intima relación con la clase sacerdotal, algo que exaspera a su hijo el príncipe, joven impulsivo que llegará a ser Ramsés XIII, un faraón que nunca existió.
El film tiene un trasfondo claramente anticlerical ya que se rueda durante el dominio comunista, al pintar a los sacerdotes como manipuladores que aprovechan fenómenos naturales como un eclipse para asustar al pueblo, y que impiden aprovechar el tesoro que esconde el laberinto para fortalecer al ejército. Existen escenas brillantes, como la de la pelea de escarabajos con que arranca la película, o las ceremonias fúnebres del faraón.
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